Maximizando el potencial de los Eventos Deportivos

Andrés J. Sarmiento Seguel
Ingeniero en Gestión Turística, Licenciado en Administración Turística, CEO & Fundador de Turismo Deportivo Chile, Consultor Internacional de Turismo Deportivo, Docente Universitario, Gestor y Secretario Técnico de la Red Latinoamericana de Turismo Deportivo.
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En el mundo del deporte, es vital tener en consideración que los eventos a gran escala no pueden reducirse a la competición, pues también son el escaparate de cultura local, valores identitarios, emociones positivas y, sobre todo, una fuente innovadora y esencial para generar oportunidades económicas. Ahora bien, para maximizar dichos beneficios, es fundamental la creación de estrategias complementarias, es decir, diseñar experiencias que trasciendan estos eventos, promoviendo actividades y servicios novedosos que otorguen nuevas vivencias. En este sentido, el Turismo Deportivo se logra concretar como una herramienta imprescindible para impulsar el crecimiento económico de una región siempre y cuando sea desarrollado de modo sostenible, inclusivo e interdisciplinario.

Los grandes eventos deportivos, independientemente de ser torneos internacionales, campeonatos nacionales o competiciones locales de renombre, atraen la atención de miles de espectadores y acérrimos seguidores. Una atención que no se limita únicamente al ámbito deportivo, pues se expande hacia el turismo: indistintamente de que el foco principal del viaje fuese participar dentro de una competición o ser espectador de una, siempre existirá una convivencia con el entorno. Es en medio de este desplazamiento que aparecen nuevos escenarios por recorrer, nuevas comidas y servicios por ofrecer, infraestructuras por visitar y, en general, la oportunidad de sumergirse en la idiosincrasia local. Se trata de una oportunidad única para las comunidades anfitrionas. Incorporar el Turismo Deportivo como una parte integral de la estrategia de organización de los eventos deportivos es clave para desbloquear un verdadero potencial económico.


En primer lugar, el correcto desarrollo del turismo deportivo diversifica la oferta turística de un territorio, atrayendo a una nueva demanda que busca vivir experiencias relacionadas con su pasión por el deporte. Desde aficionados que viajan para presenciar en vivo sus equipos favoritos hasta atletas que participan en competiciones o entusiastas que desean explorar los escenarios deportivos de renombre, el turismo deportivo abre un abanico de oportunidades de negocio en sectores como la hostelería, la restauración, el transporte y el comercio local. Esto obliga a contar con profesionales capacitados y con un entrenamiento adecuado, que permita que los visitantes vivan la experiencia completa.

Asimismo, cabe destacar que el Turismo Deportivo no solo produce ingresos durante el desarrollo de los eventos deportivos, sino que también genera un legado en la comunidad anfitriona. Las infraestructuras deportivas renovadas o edificadas para una competición, por ejemplo, pueden seguir siendo utilizadas para la práctica deportiva y la organización de otros torneos locales, atrayendo turistas deportivos durante todo el año. Además, la promoción y difusión nacional e internacional de dicho destino como sede de eventos deportivos puede provocar un impacto positivo en la imagen y reputación de la región, consiguiendo inversiones y grandes oportunidades de desarrollo a largo plazo.


Estos beneficios, reitero, pueden ser capitalizados siempre y cuando se trabaje desde un enfoque integral y colaborativo entre los organizadores de eventos deportivos, la autoridad local, el sector privado y la comunidad en general. Se requiere una planificación estratégica que no solo considere la logística del evento en sí, sino que también la experiencia del turista deportivo antes, durante y después de su visita. La calidad de los servicios turísticos, así como la accesibilidad, la seguridad y la promoción activa son aspectos fundamentales que deben ser abordados de manera proactiva y coordinada.

En resumen, el Turismo Deportivo no es solo una herramienta de apoyo y crecimiento para los grandes eventos deportivos. Es un motor de desarrollo económico y social para las comunidades anfitrionas. Al integrar esta perspectiva en la planificación y organización de los eventos deportivos, se desata su verdadero potencial como catalizador de transformación en el territorio. Es hora de mirar más allá del campo de juego y reconocer el valor añadido que el Turismo Deportivo puede aportar a nuestras comunidades.

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